Muchas gracias a quienes pudisteis asistir a la presentación de mi última novela LA OCTAVA CASILLA. Junto a la escritora aragonesa Amparo Sanz Abenia, pudimos conocer un poco más a fondo los entresijos de esta narración hacia el otro lado del tablero de un peón, en apariencia insignificante, que se enfrenta a figuras poderosas como capullos «que siempre saben lo que hay que hacer», a amores imposibles, a demasiadas tardes oscuras al salir de clase, a paraísos fiscales o a vínculos de sangre inimaginables. Porque nada es lo que parece en este relato en primera persona repleto de hombres-babosa, hombres-hiena, hombres-mono y hombres-sapo, ángeles con curvas de mujer, muchos cigarrillos y varios disparos buscando la presa adecuada.
ESCRITOR POR ACCIDENTE
Mi literatura, las cosas que me interesan. LUIS MARTÍNEZ PASTOR
PRESENTACIÓN DE LA NOVELA “LA OCTAVA CASILLA” EN ZARAGOZA
PRESENTACIÓN DE LA OCTAVA CASILLA EN LA PUEBLA DE ALFINDÉN
LA OCTAVA CASILLA, nueva novela.
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Hace justo un par de meses fuisteis conocedores de mi lesión y posterior intervención quirúrgica que me ha apartado de mi actividad laboral. En estos dos meses no he perdido el tiempo: he estado ultimando detalles para la publicación de un nuevo libro. Mi próxima novela set titula “LA OCTAVA CASILLA” ya está disponible en Amazon desde el 1 de junio. Este tiempo ha sido propicio para realizar las labores y gestiones que conlleva la ingente tarea de revisión, corrección, maquetación, diseño de portada, preparación de promociones y otros tantos asuntos que implica el proyecto que llevo personalmente a cabo.
Os adelanto que esta narración se aleja ligeramente de
las temáticas de anteriores trabajos. He profundizado en la psicología de los
personajes tratando temas duros e incómodos que he resaltado en la narración.
Su lectura os resultará violenta y placentera a partes iguales, tal y como es
la vida a veces. La ira, el amor o la venganza juegan papeles esenciales en
esta nueva ficción que apenas se aparta de la vida cotidiana.
LA OCTAVA CASILLA es un thriller psicoemocional en donde José, un jugador compulsivo de ajedrez atormentado y herido por acontecimientos del pasado, se ve obligado a realizar un duro viaje introspectivo para que él y su familia puedan recibir una herencia. El viaje en primera persona, más anímico que real, es la partida de ajedrez de su vida en donde algunas figuras cubren posiciones de peligro al tiempo que otras tratan de abatirlo en su viaje al otro lado del tablero. No será el de nuestro protagonista un itinerario precisamente reconfortante: su mente distópica puede hacerle fracasar al contemplar una realidad falseada. Tú puedes acompañarle en su particular trayecto hasta la octava casilla y ser testigo de su éxito o fracaso; cuesta a veces distinguirlos.
“Y sin embargo, esta no es una novela sobre ajedrez; es una
reflexión sobre la apatía de la vida y sus derrotas, donde siempre cabe la
posibilidad de poder abatir el desaliento y otra oportunidad para el amor, la
luz y la esperanza”.
GOL DE NAYIM
Ayer, mientras cenaba con unos buenos amigos, recordamos que el 10 de mayo, pero de 1995. En una prórroga agónica entre el Real Zaragoza y el Arsenal en la final de la Recopa de Europa, en el minuto 119, Nayim levantó la vista y, desde más de 40 metros, soltó un disparo que surcó el aire parisino para colarse por la escuadra inglesa. El “gol de Nayim” no solo pasó a la historia del fútbol, sino que firmó lo que fue 1995: un año de sorpresas, tensiones y transiciones. Al hilo de tan egregio acontecimiento para los que somos de Zaragoza, España vivía una convulsión política y social que mis amigos y un servidor evocamos con la ayuda de ese otro buen colega con mucha mejor memoria que nosotros, ya curtidos sesentones, que es Google.
Felipe González aún ocupaba la Moncloa,
encadenando escándalos de corrupción (nos vino entonces a la cabeza otro
insigne zaragozano: el corrupto Luis Roldán) y un desgaste institucional que
pronto daría alas a un Partido Popular en ascenso liderado por José María Aznar.
ETA atentaba contra él mediante un coche-bomba en Madrid del que salió ileso. La
violencia no dio tregua: en febrero, la banda asesinaba al teniente alcalde de
San Sebastián, Gregorio Ordóñez y en agosto se frustró otro atentado contra el
rey Juan Carlos I en Mallorca. La sangre manchaba los titulares, mientras una
sociedad cada vez más cansada de la violencia se debatía entre el miedo y la
esperanza. Jordi Pujol seguía tejiendo su red de poder en Cataluña, Manuel
Fraga gobernaba Galicia con el porte de quien nunca abandonó del todo los
tiempos del régimen, y Javier Solana se preparaba para dar el salto a la OTAN. En
1995, Austria, Suecia y Finlandia se incorporaban a la Unión Europea. Se
gestaba, a fuego lento pero seguro, el proceso hacia la implantación del euro,
que aunque no llegaría a nuestros bolsillos hasta el 2002, ya empezabamos a enterrar
a la peseta. El sueño europeo se vendía con entusiasmo tecnocrático, aunque
pocos intuían los costes sociales y simbólicos de aquella transición monetaria.
España en 1995 era un país en transición perpetua. Entraba con dudas al futuro
digital, mantenía nostálgicos de su pasado dictatorial y se esforzaba por
encajar en una Europa que cada vez imponía más normas. La televisión empezaba a
perfilar una cultura del cotilleo y entretenimiento vacuo con programas como
"Tómbola", mientras el "internet" era esa palabra
misteriosa que empezaba a colarse en los periódicos y las conversaciones.
Mientras tanto, el país bailaba, literalmente, al
son de los noventa. En las emisoras sonaban con insistencia hits como “I´m Scatman”,
la desgarradora "You Are Not Alone" de Michael Jackson o el vibrante
"Boombastic" de Shaggy. También sonaban "Back for Good" de
Take That o el romance "Have You Ever Really Loved a Woman?" de Bryan
Adams, Oasis, Björk, Radiohead Alanis Morissete y la eterna Laura Pausini. Era
una década sin Spotify, pero con la magia de grabar cassettes de la radio con
el dedo listo para detener la cinta antes de que hablara el locutor.
La literatura fue próspera en aquel año: Antonio
Muñoz Molina ganaba el Premio Nacional de Narrativa por El jinete polaco,
una obra que se adentraba en la memoria personal y colectiva de España. Claudio
Rodríguez, con Casi una leyenda, el Nacional de Poesía. Rosa Montero
nos ofrecía una aventura existencial con La hija del caníbal, Premio
Primavera de Novela. Fernando Delgado se llevaba el Planeta con La mirada
del otro, Enrique Vila-Matas nos llevaba Lejos de Veracruz para
alzarse con el Premio Herralde y Elvira Lindo con el Nacional de Literatura
juvenil con “Manolito gafotas”. Era un año fecundo para las letras, aun cuando
el ruido de la actualidad política y social pareciera eclipsarlo.
Y es que el futuro, como ese balón lanzado desde
medio campo, puede sorprendernos si nos atrevemos a levantar la vista y sabemos
aprovechar esas oportunidades que muchas veces pasan desapercibidas y pateamos la
ocasión con acierto.
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COSECHA DEL 65
Muchas gracias
a todos los que me habéis felicitado en mi 60 aniversario. Parecía que no iba a
llegar este momento, sin embargo, el viaje de este “babyboomer” sigue adelante cargando
sobre mis espaldas seis décadas de vida cuyo peso se empieza a sentir pero que,
gracias a dios, llevo de una manera bastante más digna de lo que hace años
podía prever. Y no me refiero solo al peso físico, que sigue siendo ligero, sino
también a ese otro que día a día va dejando un poso invisible pero tenaz que te
hace ser más consecuente, menos intrépido y apreciar esos valores que antes
pasaban casi desapercibidos.
Se trata casi de una obligación, una vez
alcanzada la versión 6.0, eso de echar la vista atrás y hacer una especie de
balance para seguir adelante con la vista despejada y plantear algunas cosas a
futuro. Puedo comprobar cómo la vida me llevando por paisajes humanos, sociales
y naturales que ni siquiera sospechaba. Algunos quiero llevarlos para siempre
en mi corazón y otros ha habido que dejarlos en el camino por perniciosos,
inconvenientes o simplemente vacíos. Llegado también a este punto, y visto
desde la distancia, el perdón y el olvido es una potente medicina contra la
amargura. También el agradecimiento, la sonrisa y un punto de humor o ironía son
necesarios para seguir adelante con la conciencia despejada y la mente abierta
para alcanzar la plenitud. Una nueva etapa se abre ante mí y no deseo otra cosa
que aprovecharla al máximo con la asistencia y compañía de mi familia, mis
buenos amigos y todos cuantos queráis compartir conmigo momentos de dicha.
Dicen que la felicidad está hecha de esas pequeñas cosas que a veces pasamos
por alto: la buena música (esa de nuestra juventud ochentera, claro), una
lectura edificante tras un cristal en días de lluvia, un agradable paseo al
sol, la compañía de uno mismo para reflexionar de vez en cuando y otras veces una
buena conversación con un amigo degustando un buen vino, también ese viaje que me debía a mí mismo hace tiempo o el regreso
de a esos momentos de felicidad mediante un ejercicio de introspección.
He trabajado
lo mejor que he sabido y podido, he viajado, he estudiado, he formado mi propio
hogar, he escrito mis ideas y han pasado por mi vida infinidad de amigos y
compañeros, unos que permanecen a mi lado y otros han quedado por el camino,
pero todos han sido de una u otra forma, importantes para mí. Os llevo a todos
en el corazón.
Por eso os
agradezco a todos vuestras felicitaciones y espero que, dentro de un año,
sigamos aquí sin faltar ninguno, con una sonrisa sincera y la mejor de las intenciones.
Gracias a
todos.
«Lo mejor de envejecer es que te vuelves más suave. Las cosas no son tan
blancas ni tan negras y te vuelves mucho más tolerante. Puedes ver lo bueno en
las cosas mucho más fácilmente, en lugar de enfurecerte como solías hacer
cuando eras joven».
Maeve Binchy.
OCHOCIENTOSMIL MILLONES DE EUROS
Tal día como el 1 de enero de 2001, el gobierno de turno
decidió exonerar a los varones españoles de ese compromiso y las FFAA , tras la
aprobación de la Ley 17/1999 conocida como Ley de Suspensión del Servicio
Militar Obligatorio, el ejército pasaba a convertirse en profesional. Reconozco
que para muchos chicos, el año de Servicio Obligatorio suponía un obstáculo
para sus avances personales o profesionales, ya que significaba una separación
obligatoria de familia, trabajo o estudios. Sin embargo, a otros diría que les
venía bien, y hablo por casos concretos de compañeros. Comprobé como algunos
procedentes de ciertos entornos rurales o marginales salían de ellos y
descubrían ante ellos un mundo desconocido lleno de posibilidades entre
obediencia y disciplina castrense. Algunos aprendieron oficios u obtuvieron sus
permisos de conducción y otros descubrieron su vocación militar, aunque la
mayoría pasamos sin pena ni gloria esos meses de “vacaciones” pagadas por el
Estado esperando acabar para volver a la vida civil.
Han pasado muchos años desde eso y también desde que
entramos en ese ente abstracto, difuso y falaz que es Europa. España a día de
hoy ya no es soberana y ahora ordenan desde la OTAN acopiar un Kit de
supervivencia para 72 horas, para acojonarnos y así desembolsar sin dolor y por
nuestra seguridad (preparad la cartera) hasta ochocientosmilmillonesdeeuros
que, por supuesto, hemos de sufragar entre todos europeos a la voz de ¡Ar! para
defendernos por decisión de esos que se han erigido como nuestros
representantes y salvadores. Con esa saneada cantidad (sin merma en el gasto
social, claro) compraremos a los americanos medios de defensa y seguridad que
van a ser manejados por… Vaya no habíamos caído en ello: no tenemos suficiente
personal en el ejército ni mando común coordinado para tan elevada iniciativa.
Pues bien, muchachos españoles, “ataos los machos” que
“pintan bastos”, es posible que el siguiente paso (ojalá me equivoque) será el
toque a filas como ya están haciendo en algunos países nórdicos.
Temblad rusos, temblad.
FELIZ DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA
Se
atribuye a Julio César la conocida máxima “divide et impera”, como habilidad militar y fundamento estratégico sobre el cual se
forjaría el imperio Romano. Pues bien, algo parecido sucede a día de hoy:
divide y vencerás. Esta estrategia, tan
antigua como efectiva era muy bien manejada por los Césares demostrando su
efectividad al atomizar a sus enemigos de tal forma que no pudiesen formar un
frente común contra Roma. Es sencillo: hacen que sus intereses sean diferentes
y así discrepan y litigan entre ellos si acordarse del verdadero enemigo (El Estado
Leviatán de Hobbes) que está muy por encima de ellos sin verlo en realidad.
Pues
bien, a día de hoy, en la Vieja Europa y en Occidente sucede algo así: han
creado con habilidad dicotomías ideológicas bien diseñadas por ese ente
invisible y superior que nos controla para que nos enfrentemos entre nosotros
sin remedio: izquierdas-derechas, fachas-progres, Barça-Madrid, ricos-pobres, capitalista-proletario,
nativos-inmigrantes, catalanes-charnegos, independentistas-no independentistas,
heteros-homos, hombre-mujer, machistas-feministas y otras muchas divisiones que
a todos se nos ocurren y que sería imposible enumerar con el único fin de que estemos
entretenidos entre nosotros y en nuestras disputas ideológicas tomando partido en
uno u otro bando.
Sin
embargo, todavía es posible llegar un poco más allá en esta división absurda y
falaz: feministas y más feministas en sus diversos grados e intensidades. Ayer
se celebró el manido “Día de la Mujer Trabajadora” que ha llegado a perder la
esencia noble que en sí mismo tenía como conmemoración de éxitos conseguidos en
temas de igualdad y derechos que no podían siquiera soñarse a mediados del
siglo pasado por nuestras madres y abuelas. Lo de esta edición ha sido un
despropósito, llegando a convocarse manifestaciones diferentes en las mismas
ciudades entre distintas facciones y grupos políticos que se suponían bajo las
mismas reivindicaciones con reproches, desaprobaciones y condenas mutuas
afeándose entre ellos sus respectivas acciones y doctrinas de las formas más
variopintas.
Pero,
al margen del poco o mucho acierto de unas y otras, de las proclamas de dudoso
gusto esgrimidas o de la incierta efectividad de los despliegues y esfuerzos de
una izquierda casposa y chabacana que se empeña en defender no se sabe muy bien
qué, se ha conseguido el objetivo que se perseguía —no por parte del feminismo,
sino de ese ente superior y leviatanesco—, que es distraer la atención durante unas
jornadas de lo esencial que es la precariedad social en la que estamos
envueltos, de la crisis a todos niveles que se avecina y de los chanchullos del
Gobierno y de sus allegados y mantenidos.
Nos
han dividido una vez más y, como no podía ser de otro modo, nos han vencido. Es
hora de despertar ¿No crees?






