es una primera
colección de cuentos y relatos que he ido confeccionando a lo largo de los
años. Algunos de ellos han sido premiados en diferentes concursos y certámenes
y otros creados de forma espontánea, cuando ha llegado eso que llaman “la
inspiración” y que comencé a escribir aguijoneado por certámenes a los que me
presentaba o talleres literarios a los que asistía.
Las historias que contiene este volumen son tomadas de
aquí y de allá. Sus personajes son variopintos, pero tienen todos un nexo en
común, que es la esperanza que albergan en su interior, pese al desenlace poco
feliz de algunas de ellas.
Por que la vida es así y la escribimos nosotros un poco
cada día. El destino se encargará del resto.
LEE UN RELATO AL FINAL Y CONSIGUE TU EJEMPLAR EN AMAZON https://amzn.eu/d/fspjuZr
Índice de relatos recogidos en el volumen:
1 El próximo martes —Primer premio V certamen “Relatos cortos para
el 8 de marzo”. (Mujer y crisis) Ayuntamiento de Huesca—.
2 El abuelo Nicolás —Primer
premio XXII Certamen “Asociacion de Mujeres Picarral—.
3 En el parque.
4 Un día especial —Segundo
premio XXII Certamen “Asociacion de Mujeres Picarral 2005
5 El
humo te matará —1 Áccesit certamen“Día sin tabaco” 2010 Asociación
Astorga Molinero (León) —
6 La visita de Estefanía —Primer premio
Certamen Literario “Asociación Estefanía” Nájera (La Rioja)—
7 Entre acre y dulzón —Relato
premiado y seleccionado por la editorial LFDT para el volumen “Palabras
contadas” 2012—
8 Feliz cumpleaños —Relato seleccionado en “Los relatos de la
campana” 2014. (Lectura a cargo de Laura
Seral)—
9 La lista del armador —Microrelato seleccionado por la Revista IMAN
2013—
10 La seda —Microrelato seleccionado por la
Revista IMAN 2013—
11 Hace casi cincuenta años —1 Premio
concurso de cuentos DFA 2005—.
12 Sí, quiero
13 Un trámite administrativo
14 Mi casa
15 Mermelada de moras
16 Carta de despedida:
Querido mío:
Te contaré algo que me come por dentro y que siempre acaba siendo cierto: que si te detienes, acabas cayendo sin remedio . Y si es por mucho tiempo te pudres, o te oxidas, o te entra eso que llaman artrosis, como dirían algunas. Para mí es absolutamente verídico. Lo sé y lo siento hasta lo más profundo de mi ser. Es algo intrínseco a mi naturaleza. Si avanzo, si sigo hacia adelante y me mantengo erguida, soy capaz de llevarte conmigo, nos damos fuerzas mutuamente y entonces soy yo quien establece una especie de simbiosis que hace que la energía que tú me das sea capaz de devolverla multiplicada para ambos siguiendo hacia adelante. Siempre hacia delante. No me importa ni a dónde ni cómo.
Tú y yo.
Sin embargo, en el
momento que ambos nos detenemos, cuando tu mano hace que me pare, me siento
desfallecer. Necesito un apoyo, un lugar en donde confiar mi ánimo y mi cuerpo
para no acabar literalmente por los suelos. No pienses por eso que soy blanda,
ni poco firme, cariño, es que necesito constantemente de ti. Solo eso. Ya me
conoces. Me considero corriente y sin embargo capaz de muchas cosas, pero no
puedo hacerlo sola, por mucho que me empeñe. Sí, necesito de ti para que me
imprimas fuerza y me guíes en el camino, ya que sabes siempre a dónde nos
dirigimos, cuál es nuestro destino y trazar una trayectoria en común: necesito
constantemente de tu asistencia. Somos el uno para el otro. Puedo sentirlo y sé
que tú también.
O eso pensaba.
Desde que comenzamos
nuestra vida juntos, imaginé que lo nuestro sería para siempre, que nuestra
relación se prolongaría mientras ambos nos mantuviésemos con vida. Hemos
formado una pareja perfecta, un sólido equipo vencedor ante todas las
dificultades.
Tú y yo. Yo y tú.
También pensé que las
sugestivas formas de mi cuerpo, que a lo largo de los años apenas han cambiado,
serían de tu agrado por siempre, como el primer día que de mí te prendaste,
renunciando a otras muchas que te fueron presentadas por aquel tipo ese día. Te
cautivé. Puede que hasta te enamorases de mí. Me sentía importante y creadora,
siempre con ganas de seguir adelante, contigo, porque sin ti, mi existencia no
debería tener sentido. Qué felices éramos recorriendo juntos miles de veredas. Creí
llegar a comprenderte muy bien. Conocía perfectamente tu cara y tu culo,
identificándote como la parte más importante de mí misma y que solo contigo he
querido compartir. Encajaba siempre con agrado tus movimientos rítmicos y
precisos sobre mí y presagiaba perfectamente cuándo íbamos a llegar al final.
Yo te sostenía siempre encima y tú me regalabas esa energía tuya que me hacía
vibrar. Éramos el uno para el otro. Todo un equipo. Tal para cual. Éramos
felices.
O eso creía.
Pero… algo falló. Todo
cambia. Las modas son efímeras y lo que antes era válido y bello ya no lo es.
Nunca te di problemas de importancia y he sido sumisa en todo. No me gustaría
pensar que, quizá por ello, tuviste que buscar a otra más atrevida y lanzada
que yo, otra que pudieses satistacer tus deseos de mejor modo que yo misma. En
cuanto la vi contigo, pude reconocer que sus virtudes son superiores a las
mías. Qué le vamos a hacer. Yo no puedo ya cambiar. Admito también que ella es
más osada que yo y que exige de ti menos esfuerzo para llegar a todo lo alto. Solo
hay que verla. Ella cumple mejor, seguro. Sus atributos me superan, lo sé. Pero
lo peor, es que no contento con irte con esa otra, nos hiciste convivir juntas
en el mismo cuarto durante algún tiempo, y cuando salías con ella, a mí me
abandonabais y me dejaste literalmente colgada en las sombras mientras os marchabais
en busca de nuevas aventuras.
Poco a poco me fuiste
olvidando y yo seguía suspendida en esa oscuridad tenaz que me rodeaba. Cuánto
lloré en silencio, sola, sin ti, pensando en qué estaríais haciendo por ahí. ¿Por
qué tuviste que buscarte a esa quien, callada a cada regreso, jamás me dedicó
una palabra de aliento? Tampoco tú fuiste capaz de disculparte ni de darme la
más mínima explicación, mientras ahogaba mis penas en soledad. Me ignoraste
completamente y seguí llorando, sola, lo que nunca imaginarás.
Sin embargo, un nuevo
sol amaneció, esta vez, sólo para mí. Apareció alguien y me quiso, y me llevó
con ella: otra persona que me ha hecho revivir, rescatándome de aquellos días
amargos en soledad. Sí, ella me acogió, no sé si con cariño o resignación (he
acabado por acostumbrarme a su culo pomposo, no me ha costado tanto cambiar de
tercio) y ahora ella y yo somos una. En el fondo es mejor así. Sé que me
quiere, aunque sólo a su manera. Y yo he de quererla a ella, no sé estar más
sola; acabaría muriendo de pena. No, no me ama como tú al principio de nuestra
relación, ni yo a ella, claro. Tú fuiste el primero y me enseñaste lo que sé.
Ella es pragmática y me utiliza. Para ella solo soy un mero instrumento, pero
para mí es suficiente. Nos llevamos bien. Su entrepierna, al fin y al cabo, es
ahora tan acogedora como un día lo fue la tuya y me da el calor que necesito.
Congeniamos. Es lo que tengo. Prefiero recorrer así la ciudad y envejecer junto
a ella.
Me he acostumbrado a
esta relación y sé que prefiero seguir viviendo así, avanzando día a día con
ella sobre mí que no aguardar día tras día colgada en el vientre húmedo y
oscuro de un cuarto trastero esperando a que esa otra llegue, ufana, a contarme
aventuras junto a ti vividas.
Adiós, tío. Nunca te
olvidaré.
Pero por favor, nunca
vuelvas a poner tu culo encima de mí sillín.
Tu ex: ORBEA
No hay comentarios:
Publicar un comentario