Menudo lío hemos llevado durante esta semana y la pasada con el manido decreto ómnibus. Que si se troceaba, que si no se troceaba, que si constituía un “escudo social” (pensiones, Dana o trasportes), que si venía de regalo un palacete, que si el de Waterloo no tragaba sin cuestión de confianza… Pero no se decía nada de la subida del IVA de la luz o algunos alimentos ni de cómo se va a gestionar ese presupuesto. Por fin el ómnibus se ha convertido por arte de birlibirloque en minibús (pese a que el bloque gubernamental decía que debía ser aprobado íntegramente) y ha quedado reducido a una mínima parte por orden del Fugado que es, en realidad quien manda en estas cosas y otras muchas, aunque ahora se suban casi todos a ese carro votando a favor.
Pues sí. Por fin la subida de las pensiones experimentará
una subida de un suculento 2.8%, pero mal empezamos el año cuando ya se anuncia
que el IPC va a subir un 3% en enero merced a la subida del IVA de alimentos y
suministros básicos. También se anuncia que el SMI subirá un 5%, pero lo que se
oculta es que se tributará por el 40%, por lo que sobre esa cantidad se quedaría
en ese 3% equivalente al IPC. Pues bien, aquí se terminan las subidas de los
ingresos de los ciudadanos, pero ese IPC al que tanto tememos seguirá subiendo
a lo largo del año descuadrando nuestras economías, por lo que la inflación
llegará a finales del ejercicio a tasas muy superiores. De todos modos, no nos
preocupemos porque según “El puto amo” y sus secuaces que viven en una esfera
muy superior a la del resto de los mortales, la economía “va como un cohete”,
aunque los jóvenes no puedan alquilar piso y mucho menos comprarlo sumergidos
en empleos precarios o ese engaño que es la figura del fijo discontinuo. Por
supuesto que ni sueñen con cobrar ninguna pensión en el futuro, por eso
deberían ser ellos, los jóvenes, quienes deberían de estar el esa manifestación
del domingo convocada por algunos sindicatos que intentan vendernos eso del
oportunismo político de la oposición y el buen hacer de este gobierno que nutre
a esos mismos sindicatos que protestan a la carta.
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