FELIZ DÍA DE LA CONSTITUCIÓN

 


Hoy se cumplen 46 años desde que se aprobó la Constitución española y la llamada “transición” que marcó el paso de la dictadura a la democracia fue un momento de esperanza y cambio. Sin embargo, con el paso del tiempo, nuestra “Carta Magna”, parida por aquellos políticos que tal vez tuviesen cierto sesgo moral, se ha revelado como el punto de partida de un sistema que, lejos de servir a la sociedad, ha creado a día de hoy una clase política aforada y blindada que actúa como un clan más preocupado de garantizar sus propios privilegios que en servir a los ciudadanos que les votan. Cada grupo, formación o partido interpreta nuestra Constitución a su gusto y la utiliza a su conveniencia para conseguir sus propósitos sin apearse de ella, aunque con la amenaza continua de su desmantelamiento y del propio Estado que les protege y ampara.

Los partidos políticos, que según la propia Constitución deben ser vehículos de participación ciudadana, se han convertido en estructuras cerradas y de poder que aclaman al amado líder (véase el último congreso-masaje celebrado recientemente en Sevilla en loor del “puto amo”). Quien más fuerte aplaude, más alto llega en la organización, con independencia de sus capacidades y habilidades. Quien disiente, sobra. Los miembros de esos partidos de los que habla la Constitución, una vez que alcanzan el poder, están exclusivamente ocupados en utilizar los recursos del Estado y ciertos subterfugios legales para garantizar su propia supervivencia política y de poder y atareados en la colocación de todos sus miembros, amigos, familiares, amantes y otros vividores diversos en un complicado organigrama estatal que no para de crecer, formando un enrevesado engranaje con el único fin de procurarles un sitio donde medrar y no dar golpe a costa de quienes pagamos impuestos. Solo quieren de nosotros nuestro dinero y nuestros votos.

Ante esta perspectiva ¿Qué solución nos queda? Pues… las barricadas o… quizá solo el desencanto y acudir a trabajar cada día para seguir subidos al sistema, pagando cada día impuestos para mantener todo esto que nosotros mismos votamos en su día.

Y votar en conciencia la próxima vez. Ya veremos.

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